En estos días, la ciudad de Madrid tiene dos estupendas exposiciones de pintura de dos grandes pintores muy diferentes, aunque contemporáneos: Amedeo Modigliani en el Museo Thysen y en la Fundación Caja Madrid con más de 126 pinturas suyas, de sus maestros (Cézanne, Picasso, Brancusi) y de los artistas de su tiempo, que nos acompañará hasta el día 18 de mayo; y Pablo Picasso en el Museo Reina Sofía con alrededor de cuatrocientas obras (pinturas, esculturas, cerámicas, dibujos, grabados, cuadernos de apuntes y material documental) procedentes de los fondos del Museo Nacional Picasso de París, y que podremos visitar hasta el 5 de mayo.
La vida y la obra de Picasso es muy conocida en todo el mundo, el reconocimiento le llegó ya en vida, por el contrario, el reconocimiento oficial de la obra de Modigliani llegó muy tarde y se consolidó a partir de 1980.
Resulta curiosa la coincidencia en la vida de ambos artistas del punto de inflexión que tanto para Picasso como para Modigliani supone la exposición que el Salón de Otoño de París le dedicó a Cézanne en 1907 y que les descubrió la reducción de los objetos a volúmenes primarios que realizaba Cézanne y que tanta importancia tendrá en el Cubismo, aunque Modigliani no militó nunca abiertamente en ninguna de las opciones vanguardistas de aquellos años a pesar de su interés por el cubismo sintético.
La vida de Modigliani fue trágica y breve; llevó una vida de bohemio en París minado por la tuberculosis, el alcohol y las drogas. De aquella época nos quedan los retratos de sus amigos literatos, artistas y coleccionistas, de sus sucesivas amantes y de los variopintos personajes de los barrios parisinos en los que discurrió su vida, hasta que en 1920 murió en el Hospital de la Caridad debido a la tuberculosis.
Si teneis ocasión de verlas, no os perdais ninguna de estas dos exposiciones, pues han conseguido reunir cuadros que muy dificilmente volveremos a ver juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario